lunes, 21 de mayo de 2012

LOS DIAS DE CARNAVAL EN CAJAMARCA

Lunes, día central del carnaval: Esta fecha en la Plaza de Armas se convierte en un loquerío. Las Patrullas y Comparsas desfilan, bailando y cantando ante un jurado calificador que designará a la mejor de ellas. Además se elegirá el mejor disfraz de todo el certamen, el cual luego pasará a conformar una colección de los mejores trajes de carnavales a través de los años. Al día siguiente se inicia el Corso de Carnaval, uno de los más pintorescos espectáculos que se realizan en todo el Perú. Por lo menos sesenta carros alegóricos de cada barrio e instituciones desfilan por las principales calles de la ciudad y la Plaza de Armas. Las reinas reciben el aplauso y silbidos de admiración del público apostado en la calles. Son cinco horas donde nadie se mueve de sus sitios, los mismos que desde la noche anterior ya han sido "separados" con una necesaria amanecida. Luego que termina el desfile, cada barrio reúne a sus habitantes v celebra su propia Unsha, un cortamonte al mejor estilo cajamarquino, regadas de coplas y copas. Pero la fiesta tiene que terminar.
Martes de carnaval: Ocurre el sentido deceso y velorio de Ño Carnavalón. Muchos salen vestidos de luto, y sus "viudas" no se cansan de llorar sobre su ataúd colocado en el barrio de Santa Apolonia. Mientras tanto, el pueblo "sufre" esta muerte con alborozo, aderezada con cigarros, licor y un suculento caldo de cabeza que es distribuido entre los concurrentes.
Miércoles de ceniza: Se realiza el entierro del Ño Carnavalón en los Baños del Inca. Allí, ante todo el pueblo cajamarquino, se lee el testamento de este personaje. En este documento deja picarescos y sarcásticos bienes a las autoridades y personajes del lugar, lo que causa la hilaridad total entre los presentes. Después de leerse el testamento se procede a quemarse a Ño Carnavalón entre el "Llanto" desconsolado de sus viudas. "Pero estamos seguros que el próximo año No Carnavalón estará aquí para alegrarnos nuevamente la vida, nos dice un cajamarquino pintarrajeado que guitarra en mano se aleja cantando: A mi guitarra la quiero/ más que el chicharrón caliente/ porque con mi guitarra/ tomo chicha y aguardiente.

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